La enfermedad cardiovascular (ECV) es la principal causa de morbilidad y mortalidad entre las poblaciones de edad avanzada en todo el mundo. El envejecimiento se asocia con un mayor riesgo de hipertensión, aterosclerosis y trastornos metabólicos que contribuyen a la ECV.
El proceso de envejecimiento afecta la función cardiovascular a través de cambios estructurales y funcionales en el corazón y los vasos sanguíneos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2023), las personas mayores de 65 años tienen una prevalencia significativamente mayor de hipertensión, dislipidemia y diabetes, todas las cuales contribuyen al riesgo cardiovascular. La identificación temprana y las intervenciones adecuadas son cruciales para reducir la morbilidad y mejorar la calidad de vida de los pacientes de edad avanzada.
El riesgo cardiovascular en los ancianos requiere un enfoque multifacético que incluya intervenciones en el estilo de vida, tratamiento farmacológico y seguimiento regular. La detección temprana y el tratamiento específico pueden mejorar significativamente los resultados cardiovasculares y mejorar la calidad de vida en las poblaciones que envejecen. Los proveedores de atención médica deben adoptar estrategias basadas en evidencia para mitigar el riesgo y garantizar una atención cardiovascular integral para los adultos mayores.
Referencias
DOC.5025.122024