Ser médico en el medio rural: expectativas y realidad

17 noviembre, 2021

¿Alguna vez te has planteado ejercer como médico en un pueblo? La medicina rural ofrece ventajas que van más allá de la tranquilidad que se respira al alejarse de la ciudad, pero también conlleva algunas limitaciones que debes conocer antes de decidir si esta modalidad es para ti.

 

Normalmente, cuando pensamos en un médico, lo imaginamos trabajando en un gran hospital o en un consultorio urbano. Sin embargo, son muchos los médicos que desarrollan su actividad en pequeños centros de salud repartidos por los pueblos de nuestra geografía. Hablamos de los médicos rurales, es decir, aquellos que trabajan en núcleos urbanos de menos de 15 000 habitantes.

Aunque estos médicos compartan especialidad con sus homólogos urbanos, lo cierto es que unos y otros viven realidades muy distintas en su día a día. A continuación, profundizaremos en las particularidades de la medicina rural para que sepas si estás preparado para trabajar en ese escenario.

 

Las dos caras de la relación médico-paciente

Si decides ejercer como médico rural, es muy probable que termines viviendo en la misma zona en la que trabajas. Esto te permitirá conocer mucho mejor a tus pacientes e identificar con mayor facilidad cuáles son sus inquietudes y sus necesidades. Además, te resultará más fácil establecer un vínculo de confianza con tus pacientes, de forma que las entrevistas se desarrollarán con mayor fluidez.

Sin embargo, aunque pueda parecer paradójico, el hecho de convertirte en un integrante más de la comunidad puede llegar a dificultar la comunicación. Imagina que eres un médico rural que vive en una localidad muy pequeña donde todos se conocen. Algunos de tus pacientes podrían sentirse cohibidos a la hora de confesarte sus problemas médicos, ya que podrían tener la sensación de estar contándoselo a un vecino más. En estos casos, es especialmente importante que recuerdes a tus pacientes que siempre vas a respetar la confidencialidad y demostrarles que sabes diferenciar entre tu actividad profesional y tu vida personal.

Por otro lado, la relación tan estrecha se puede convertir en un arma de doble filo. Si trabajas en una ciudad, una vez que cierras tu consulta, lo normal es que desconectes de tu actividad y te conviertas en un ciudadano más. Sin embargo, si vives en un pueblo, al acabar tu jornada seguirás siendo «el médico del pueblo» y, probablemente, seguirás recibiendo unas cuantas consultas por parte de tus pacientes.

 

Un oasis en la presión asistencial

El número de pacientes que reciben cada día los centros rurales suele ser mucho menor que el de los hospitales y los consultorios urbanos. Por eso, el ritmo de las consultas en las ciudades suele ser vertiginoso y, en consecuencia, el tiempo de atención para cada paciente está muy ajustado.

Por el contrario, en los centros de salud de los pueblos más pequeños por lo general tendrás menos limitaciones de tiempo para atender a tus pacientes. Tal y como están las cosas, poder dedicarles el tiempo que necesitan es un lujo que, sin duda, mejorará la calidad de su atención y tu salud mental.

 

Ejercer en la consulta… y en la carretera

Eso sí, si pretendes ser un médico rural, olvídate de acomodarte en tu consulta. Para empezar, seguramente tendrás que atender varias poblaciones de la misma zona, con lo que puede que cada día visites un consultorio diferente.

Además, los habitantes de los pueblos suelen tener más problemas para acudir a las consultas, por lo que la atención domiciliaria es mucho más frecuente. En resumen, ser médico rural implica recorrer muchos kilómetros y, en ocasiones, por zonas con accesos un tanto complicados.

 

La medicina general en su máximo exponente

Como médico rural, verás en tu consulta todo tipo de situaciones clínicas y, en la mayoría de los casos, tendrás que afrontarlas sin la ayuda de otros especialistas. Además, tus pacientes tendrán más dificultades para acceder a los centros especializados, así que te tocará esforzarte para reducir en lo posible las derivaciones. Atenderás problemas relacionados con la pediatría, la obstetricia, la traumatología, las urgencias… De este modo, desarrollarás una capacidad resolutiva fuera de serie y te resultará muy enriquecedor poder desenvolverte en escenarios tan variopintos. Además, gracias a esta habilidad para ayudar a los pacientes en su día a día, la profesión del médico rural tiene un gran reconocimiento social.

Como contrapartida, seguramente tengas que asumir las funciones que en los centros urbanos se asignan al personal administrativo o de enfermería, ya que estos profesionales escasean en los centros rurales. Hacer papeleos o incluso llevar a cabo tareas de mantenimiento del centro pueden formar parte de tu agenda.

 

Recursos más limitados

En general, los centros rurales tienen menos recursos técnicos y materiales que los urbanos. No obstante, aunque es difícil que te encuentres la tecnología más puntera en un pequeño pueblo, dispondrás de todo lo necesario para llevar tu consulta.

Además, la situación es cada vez mejor. De hecho, la mayoría de los centros rurales ya cuentan con las mismas herramientas informáticas que los urbanos. Asimismo, la telemedicina puede convertirse en la gran aliada de la medicina rural, ya que permite ahorrar desplazamientos en el caso de consultas muy sencillas o de seguimiento, algo especialmente interesante en estas áreas con tanta dispersión geográfica.

 

Una opción con muchas salidas

En la próxima década se jubilarán muchos facultativos y se espera que salgan más plazas vacantes en el medio rural que en el urbano. ¿Quieres formar parte de este relevo generacional?

Muchas comunidades ya están tratando de aplicar incentivos a estas plazas para hacerlas más atractivas, aunque, por ahora, son propuestas y queda mucho camino por recorrer. Precisamente este es uno de los temas que se ha tratado recientemente en la mesa «¿Le quedan oportunidades a la Medicina Rural en la España vacía?», en el 43o Congreso Nacional de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen). Por ejemplo, se habló de la posibilidad de dotar a los médicos de vehículo propio, flexibilizar el horario, ofrecer incentivos económicos o mejorar los medios tecnológicos. ¿A que suena interesante?

 

Posibilidades de desarrollo profesional

Durante mucho tiempo, uno de los problemas de la medicina rural era la dificultad para seguir formándose, ya que la mayoría de los cursos y congresos se celebran en las grandes ciudades. Sin embargo, hoy en día, esta situación no es tan problemática. Gracias a internet, puedes actualizarte, formarte o incluso desarrollar actividades de investigación aunque estés en el rincón más recóndito del planeta.

 

Ahora que has visto las luces y las sombras de la medicina rural, ¿te animas a trabajar en un pueblo?

 

Enlaces de interés

 

RES.0182.112021

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