27 octubre, 2022
Como médico, debes manejar con cuidado la información sobre la salud de tus pacientes y actuar de acuerdo con la ley de protección de datos. Sin embargo, aunque conozcas los conceptos teóricos, es probable que te enfrentes a situaciones en las que no sepas cómo actuar. A continuación, te ayudamos a resolver algunos de los casos más habituales sobre la protección de datos médicos.
Puedes proporcionar la información a los familiares si acreditan el vínculo o el parentesco, salvo que el paciente se oponga a ello. De hecho, en caso de incapacidad física o psíquica, la información se debe dar a los familiares.
Eso sí, recuerda que los familiares no pueden acceder a la historia clínica, ya que este es un derecho exclusivo del paciente. Como excepciones, sí pueden acceder los padres o los tutores legales de los menores y personas dependientes, así como los parientes de los pacientes fallecidos, siempre y cuando el fallecido no lo haya prohibido expresamente.
Si una empresa te encarga los reconocimientos médicos de sus empleados, la única información que debes proporcionales es el informe de «apto» o «no apto» para el trabajo, pero jamás comuniques los resultados de las pruebas médicas ni les permitas acceder al historial médico.
Debes respetar la intimidad de tus pacientes en todo momento, lo que implica ser precavido incluso en la sala de espera. Cuando llames a tus pacientes, no deberías utilizar los datos identificativos completos. Si el llamamiento se hace a través de monitores, conviene asignar un número o un código en lugar de utilizar el nombre del paciente, mientras que, si se hace de viva voz, deberías utilizar exclusivamente el nombre de pila.
La ley permite que los médicos accedan a las historias clínicas sin necesidad de pedir el consentimiento a los pacientes, siempre y cuando sea necesario para prestar la asistencia sanitaria. Sin embargo, si quieres consultar los datos médicos de alguien que no sea tu paciente, de forma general, necesitarás su consentimiento explícito (¡ojo, no confundas este consentimiento para el tratamiento de datos personales con el consentimiento informado necesario para las actuaciones sanitarias).
Como norma general, los datos que se recogen en la historia clínica como parte de la atención sanitaria solo pueden utilizarse para ese fin. Por eso, en principio, si quieres usar los datos de tus pacientes para hacer un estudio, necesitarás su consentimiento expreso.
Una opción alternativa que te permitirá utilizar los datos es anonimizarlos, es decir, disociar los datos médicos de los identificativos para que sea completamente imposible identificar a los pacientes implicados. Esta misma condición aplica para utilizar los datos con fines de docencia o epidemiológicos.
¿Tenías clara la decisión que debías tomar en cada caso?
RES.0400.092022