La telemedicina está revolucionando la forma en que brindamos atención médica. Ya no es necesario que los pacientes acudan a la consulta para recibir un diagnóstico o seguimiento; ahora pueden hacerlo desde el lugar que les resulte más conveniente. Si te preguntas qué impacto tiene la telemedicina o si buscas optimizar tus consultas virtuales, estás en el lugar correcto. ¿Sabías que, en 2024, 1 de cada 5 españoles no va presencialmente al médico y las consultas de telemedicina con el médico de atención primaria llegaron a representar el 41% en 2023? Explora con nosotros qué estrategias pueden ayudarte a realizar consultas virtuales eficientes, cuáles son los beneficios para los pacientes, qué es la protección de la salud digital y qué los desafíos éticos pueden surgir. Ya estés leyéndonos en el móvil o en el ordenador, el mundo digital no te es extraño, ¡puedes conseguir que tampoco lo sea en tus consultas!
La teleconsulta, o consulta virtual, es una cita médica que se realiza a través de medios electrónicos, incluidos los digitales (teléfono fijo, ordenador, smartphone, tablets, etc.). Permite interactuar con los pacientes sin necesidad de estar físicamente en el mismo lugar, lo que ha demostrado ser particularmente útil en tiempos de emergencias sanitarias como una pandemia, y también para personas con movilidad limitada. Esta modalidad se está consolidando como una herramienta esencial en la práctica médica moderna.
Según el VI Estudio de Salud y estilo de Vida de Aegon, en 2024 1 de cada 5 españoles no va presencialmente al médico y las consultas de telemedicina con el médico de atención primaria llegaron a representar el 41% en 2023.
Una videoconsulta médica es una forma específica de teleconsulta que se realiza a través de videollamadas. Lo recomendable es utilizar plataformas seguras para que tanto tú, médico, como tu paciente, podáis ver y escucharos en tiempo real. Funciona de la siguiente manera:
1. Programación de la cita: El paciente agenda una cita, al igual que lo haría para una consulta presencial.
2. Acceso a la plataforma: El paciente recibirá una notificación con los datos de la cita y un enlace u otro tipo de acceso a una plataforma de videoconferencia.
3. Conexión en el momento indicado: A la hora programada, tanto médico como paciente os conectáis a través de una cámara y un micrófono para llevar a cabo la consulta en tiempo real.
Este método permite una evaluación visual y una interacción más personalizada, eliminando la necesidad de desplazamientos y haciendo que las consultas sean más accesibles y cómodas en determinadas circunstancias
Para optimizar la experiencia de la teleconsulta, es esencial contar con las herramientas y tecnologías adecuadas. Aquí te dejamos algunas que te pueden ayudar:
Plataformas de videollamadas: Zoom, Microsoft Teams y Google Meet son ampliamente utilizadas por su calidad de vídeo y características de seguridad.
Equipos de calidad: Una buena cámara web y un micrófono de calidad hacen una gran diferencia en la comunicación. Más difícil de controlar por el lado del paciente, si tú puedes solicitar o invertir en un buen equipo, evitarás que se pierdan detalles importantes de tus mensajes por culpa de un audio o imagen deficiente.
Wearables y dispositivos de monitoreo: Dispositivos como el Apple Watch, Fitbit o tensiómetros conectados permiten la monitorización remota y en tiempo real de parámetros vitales del paciente.
Aplicaciones de salud: Además de los portales electrónicos para pacientes que implementan los sistemas sanitarios de las Comunidades Autónomas, apps como MyChart o Portal del Paciente de Sanitas permiten a los pacientes acceder a sus historiales médicos y resultados de pruebas de manera sencilla y segura en atención privada.
Sistemas de gestión de consultas: Herramientas como Calendly y Doctoralia facilitan la programación y el seguimiento de citas, mejorando la eficiencia tanto para el médico como para el paciente
Para que tu consulta virtual sea tan efectiva como una presencial, sigue estos consejos:
Preparación del paciente: Envía instrucciones claras sobre cómo unirse a la consulta y qué esperar. Indícale que debe tener todos los documentos necesarios a mano.
Verificar la tecnología: Antes de la consulta, comprueba que la cámara, el micrófono y la conexión a Internet funcionen correctamente para evitar interrupciones, y que puedes acceder a los historiales médicos, resultados de pruebas y cualquier información relevante para proporcionar una atención personalizada y precisa.
Ambiente adecuado: Tanto tú como tu paciente deben estar en un lugar tranquilo, sin distracciones, con buena iluminación y una conexión a internet estable.
Confidencialidad: Siempre verifica que el entorno del paciente sea privado para proteger su información personal.
Comunicación clara: Habla despacio y claramente, asegurándote de que el paciente entiende cada parte de la consulta.
Documentación: Mantén registros detallados de cada consulta, al igual que lo harías en una cita presencial.
La telemedicina tiene múltiples beneficios para los pacientes, entre los que destacan:
1. Accesibilidad: Permite a los pacientes recibir atención médica sin importar su ubicación, ideal para aquellos en áreas rurales o con movilidad limitada.
2. Ahorro de tiempo y costes: Elimina el coste de desplazamiento y los tiempos de viaje y en la sala de espera, además de reducir la necesidad de permisos laborales.
3. Continuidad de atención: Facilita el seguimiento regular de condiciones crónicas y la prevención de enfermedades mediante consultas frecuentes y accesibles.
4. Menor riesgo de infección: Reduciendo la necesidad de visitas presenciales en centros médicos, disminuye la exposición a enfermedades contagiosas.
La protección de la salud digital se refiere a las medidas y prácticas que garantizan la seguridad y privacidad de los datos de salud de los pacientes en entornos digitales. Incluyen:
Cifrado de datos: Garantiza que la información médica se transmita de forma segura y solo sea accesible por personas autorizadas.
Cumplimiento de normativas: Las plataformas de telemedicina deben cumplir con regulaciones como el GDPR en Europa y la LOPDGDD en España para proteger la información del paciente.
Autenticación de usuarios: Uso de sistemas de autenticación robustos para garantizar que solo las personas autorizadas puedan acceder a los datos de salud.
¿Sabías que en 2019 la Organización Mundial de la Salud publicó las primeras directrices sobre intervenciones de salud digital? Puedes consultarlo aquí.
La telemedicina plantea varios desafíos éticos, entre los que se incluyen:
1. Confidencialidad y privacidad: Asegurar que las consultas y los datos del paciente se mantengan privados y seguros, protegidos contra accesos no autorizados.
2. Equidad de acceso: No todos los pacientes tienen el conocimiento o el acceso a la tecnología necesaria, lo que podría aumentar la brecha en la atención si la telemedicina no se implementa de manera inclusiva.
3. Consentimiento Informado: Asegurar que los pacientes comprendan y consientan las limitaciones y beneficios de la telemedicina.
4. Calidad de la atención: Mantener altos estándares de atención, asegurando que la calidad no se vea comprometida por el formato digital.
La teleconsulta es una herramienta poderosa que, cuando se utiliza correctamente, puede potenciar la forma en que se brinda la atención médica. Con las herramientas y los consejos adecuados, los profesionales de la salud podéis ofrecer una atención eficiente y de alta calidad, mejorando la experiencia tanto para vosotros como para vuestros pacientes. ¡Adelante, el futuro de la medicina es digital!
CON0010.07.2024
